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Siempre vivía una vida acelerada. Todo el tiempo estaba activo, participando en muchas cosas a la vez y considerándose así mismo como una persona extrovertida. Su impulsividad lo movió a irse a estudiar bioquímica en Nueva York, dejando a su familia y sus amigos, para perseguir su sueño.

 

Pero un día, el tren que corría sin detenerse, se encontró con un muro de piedra que lo descarriló y cambió para siempre, la manera en la que transitaba por la vida.

 

 


 

Luego de un tiempo sin entender el porqué de sus cambios de ánimo y asimilándolos como parte de su personalidad, en verano de 2016, a los 19 años, Ricardo Burgos tuvo lo que él llama un “crash”, que lo llevó a necesitar atención médica de urgencia. En el hospital de servicios mentales, Burgos fue diagnosticado con bipolaridad.

Según el Instituto Nacional de la Salud Mental, “el trastorno bipolar es una enfermedad grave del cerebro. También se conoce como enfermedad maníaco-depresiva. Las personas con trastorno bipolar tienen cambios inusuales en el estado de ánimo, a veces se sienten muy felices y animados y son mucho más enérgicos y activos de lo habitual. Esto se llama un episodio maníaco. Otras veces, las personas con trastorno bipolar se sienten muy tristes y deprimidos, tienen poca energía y son mucho menos activos de lo normal. Esto se conoce como depresión o un episodio depresivo.”

Es importante recalcar que estos cambios de ánimo no son los altibajos que todos tenemos, sino que son más extremos. “En un episodio maníaco uno se siente como que puede hacerlo todo, no te cansas, no duermes, te vuelves súper productivo y estás arriba todo el tiempo, y ¡se siente tan bien! Cuando llega el episodio depresivo pues es todo lo contrario, no tienes energía, no te puedes concentrar, llegan pensamientos rápidos y otras cosas”, expresó. Ricardo que ya lleva dos años de diagnóstico, con la ayuda de terapeutas y psiquiatras, ha aprendido a identificar los síntomas de los diferentes episodios y a tener un poco más de control de su condición.

Este trastorno no ha sido impedimento para que Burgos continúe sus estudios en Bioquímica y Teatro Musical, en la Universidad SUNY Plattsburgh, en los cuales se ha mantenido como estudiante sobre promedio y se ha destacado tanto académica como artísticamente.

Aunque confiesa que se le ha hecho difícil mantener un balance de algo sobre lo que él no tiene control, ha logrado sobrellevar su condición y hacer que sus seres más cercanos lo entiendan, y que él mismo pueda comprender lo que le pasa.

“Hay veces que siento que no soy la misma persona pero con la ayuda de los profesionales he entendido, que sí soy el mismo, solo que le estoy añadiendo dimensión a lo que soy”, puntualizó.

Con el transcurso del tiempo Burgos ha identificado algunas actividades que disipan sus síntomas y lo ayudan a relajarse. Entre estas se encuentran no estar solo, hablar con su familia y amigos por teléfono, colorear y dibujar, cantar y tocar piano, y hacer ejercicios físicos.

Visitar frecuentemente su psiquiatra en Estados Unidos ha sido también fundamental en su tratamiento. Algo que Ricardo enfatizó fue la diferencia de servicios que ha obtenido en Nueva York, donde reside, y los que recibió aquí cuando estuvo internado. “Acá mientras más alto es el rango que tiene el doctor, mejor te trata y más se preocupa por ti. Allá cuando estuve en el hospital, las enfermeras y los terapeutas me trataban súper bien, y el psiquiatra era como que por salir del paso. Me daba pastillas y ya, sin escucharme ni nada. Es bien diferente”.

El joven que también tiene planes de seguir estudios en medicina, considera que es importante crear conciencia en la población sobre las condiciones de salud mental. “Culturalmente hay un estigma con la salud mental en Puerto Rico porque rápido piensan lo peor. Si tienes ansiedad y te da un ataque, rápido piensan que estás loco. Por esa razón la gente no busca ayuda” manifestó Burgos.

 

También comentó que es necesario realizar actividades como foros y conferencias donde pacientes reales tengan la oportunidad de compartir sus experiencias para que la gente entienda y se rompan los estereotipos de una vez.

Por: Kathleen Centeno

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